Es una vasculitis sistémica que afecta sobre todo a arterias de gran y mediano calibre, preferentemente en mujeres mayores de 50 años. También se conoce como arteritis granulomatosa y la arteritis de células gigantes está íntimamente relacionada con la polimialgia reumática.
Es muy común que la polimialgia reumática ocurra en forma aislada, pero puede verse en 40 a 50% de los pacientes con arteritis de células gigantes. Además, alrededor de 10 a 20% de los enfermos que en un principio presentan manifestaciones de polimialgia reumática aislada más tarde experimentan arteritis de células gigantes. Esta importante relación clínica junto con datos derivados de estudios fisiopatológicos ha apoyado cada vez más la arteritis de células gigantes y la polimialgia reumática representa cuadros clínicos diversos de un mismo proceso patológico.
Generalmente se afectan el cayado aórtico y los troncos supraóticos extracraneales. Histológicamente se caracteriza por un proceso inflamatorio con invasión de la pared arterial por linfocitos células plasmáticas. La lámina elástica interna está edematizada y fragmentada y se encuentran depósitos de células gigantes multinucleadas en las fases del proceso. La túnica media es progresivamente sustituida por tejido conjuntivo. Las lesiones son cortas con segmentos arteriales sanos entre las lesiones. Signos histológicos patognomónicos son la fragmentación de la lámina elástica interna y media y las reacciones granulomatosas a cuerpo extraño.
La arteritis de células gigantes suele iniciarse como un síndrome seudogripal: febrícula, cansancio y cefalea, posteriormente aparece la claudicación maxilar y las artralgias y dolor en trayecto de arteria temporal. Entre un 20 y 60% refiere alteraciones visuales: escotomas, amaurosis fugax, diplopía o pérdida permanente de la visión.
En la variante de polimialgia reumática el dolor se caracteriza por rigidez, dolor sordo y dolor en los músculos de cuello, hombros, parte baja del dorso, caderas y muslos en un 60% de los casos.
A la exploración puede existir dolor selectivo en el trayecto de las ramas de la carótida externa afectada ( temporal, maxilar, facial,…) con pulsos palpables en la etapa inicial y pueden apreciarse signos inflamatorios a lo largo del trayecto afectado del vaso ( cordón duro, doloroso y eritematoso ) . Si aparece ceguera suele deberse a la afectación de la arteria oftálmica.
Los datos analíticos son irrelevantes aunque puede existir VSG elevada, leucocitosis, anemia normocítica, prolongación del tiempo de protrombina y elevación de transaminasas y fosfatasa alcalina. La exploración con Eco-Doppler permite localizar el segmentado afectado del vaso y muestra velocidades de flujo alteradas. La biopsia de la arteria temporal es el método diagnóstico por excelencia y se debe tomar una muestra de entre 4 y 7 cm. La arteriografía puede pasar por alto muchas lesiones pero cuando se detectan suelen ser estenosis afiladas con dilataciones postestenóticas, algunos segmentos ocluidos y circulación colateral en aorta, carótidas y vertebrales.
Dado el riesgo de ceguera aguda, ante la sospecha de arteritis de la temporal, debe iniciarse su tratamiento de forma inmediata con corticoides y posteriormente confirmar el diagnóstico ( debe realizarse la biopsia en un plazo no superior a 2-3 días tras el inicio del tratamiento para no tener falsos negativos ). La pauta a realizar >sería prednisona a dosis de 40-60 mgr /día durante un mes, seguida de reducción gradual pero si no desaparecen los síntomas se debe prolongar el tratamiento generalmente una media de dos años. La recidiva de los síntomas al intentar reducir la dosis es del 60-85% de los casos. La VSG se utiliza como indicador de la actividad inflamatoria y marcador para decidir si se aumentan o disminuyen las dosis de corticoides. Para prevenir complicaciones isquémicas cefálicas se debe asocia a ácido acetisalicílico.
Cuando se presenta polimialgia reumática aislada se utilizan dosis de prednisona menores (10-20 mgr /día).
Casi nunca se necesita reconstrucción arterial de las lesiones salvo aneurismas, disección aórtica, isquemia persistente de un territorio a pesar del tratamiento e insuficiencia valvular aórtica. Nunca debe realizarse en la fase aguda de la enfermedad.
El pronóstico de la enfermedad es favorable si se instaura un tratamiento precoz.